CONGRESO DE LA REPÚBLICA, COMISIÓN DE CIENCIA, INNOVACIÓN, Y
TECNOLOGÍA
(Periodo Anual de Sesiones 2011-2012)
CONSEJO NACIONAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
- CONCYTEC
Seminario: Avances en el desarrollo de la sociedad de la
información y el conocimiento en el Perú
DÍA Y HORA: Viernes 20 de julio, de 8:30 a.m. a 1:00 p.m.
LUGAR: Sala “Miguel Grau Seminario” del Congreso de la
República
Objetivo:
Revisar los avances que el gobierno, el sector empresarial, la
academia y la sociedad están realizando en pro del desarrollo de
la sociedad de la información y el conocimiento en el Perú, y
exponer las principales acciones que se vienen realizando para
concretar los objetivos descritos en la Agenda Digital 2.0.
Participantes:
Miembros del Congreso de la República, miembros de la Academia,
funcionarios públicos, empresarios, sociedad organizada y público
en general.
PROGRAMA
08.30 – 09.00 Recepción de Invitados.
09.00 – 09.20 Inauguración del evento, a cargo del congresista
Pedro Spadaro Phillips, presidente de la Comisión de Ciencia,
Innovación y Tecnología. Congreso de la República
09.20 – 09.40 Ley de Promoción de la banda ancha y construcción
de la red dorsal nacional de fibra óptica, a cargo del
congresista Mesías Guevara, miembro de la Comisión de Ciencia,
Innovación y Tecnología y coordinador del Grupo de trabajo de
“Innovación y futuro”. Congreso de la República
09.40 – 10.00 El Gobierno Electrónico y la Agenda Digital 2.0, a
cargo del Sr. Ronal Barrientos, Jefe de ONGEI.
10.00 – 10.20 Las Tecnologías de Información y las Comunicaciones
y sus aplicaciones para la Educación,a cargo de Sandro Marcone,
Director General de Tecnologías Educativas. Ministerio de
Educación
10.20 – 10.40 Las tecnologías de la información y las
comunicaciones y sus aplicaciones en la salud para la inclusión
social, a cargo del doctor Walter H. Curioso, Director General de
la Oficina General de Estadística e Informática, Ministerio de
Salud
10.40 – 11.00 -Por determinar-.
11.00 – 11.20 El desarrollo de la industria de software en el
Perú, a cargo de Rubén Caballero. Presidente de APESOFT
11.20 – 11.30 Intermedio
11.30 – 11.50 La institucionalidad de las Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones, a cargo de Erick Iriarte.
Internet Society del Perú
11.50 – 12.10 Las redes de alta velocidad y sus aplicaciones, a
cargo de José L. Segovia, Ph.D., Coordinador de Tecnologías de
Información y de Comunicaciones. CONCYTEC.
12.10 – 12.30 Arquitectura de la red dorsal de fibra óptica, a
cargo del ingeniero Fredy Chalco, Investigador. INICTEL-UNI
12.30 -- 13.00 Rol de preguntas, Todos los ponentes
13.00 – 13.10 Clausura, a cargo del Mg. Victor Carranza,
Presidente del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación Tecnológica (CONCYTEC).
Inscripciones:
Para solicitar su inscripción (indispensable), sírvase
enviar un correo electrónico a la siguiente dirección: macuna@concytec.gob.pe
antes del jueves 19 de julio, a las 11:00 a.m., indicando como
asunto “Inscripción a Seminario TICs” e incluyendo nombre
completo, número de DNI e institución a la que pertenece.
miércoles, 18 de julio de 2012
domingo, 1 de julio de 2012
"Argollas colegiadas", se deber revisar el asunto de las colegiaturas
Estimados amigos,
El tema de las colegiaturas está llevando al país al reino de la mediocridad, a la falta de competitividad de los profesionales.
Para dar un ejemplo en un tema cercano a nosotros se tienen los siguientes problemas:
Esta es una de las últimas barreras para mejorar la calidad de los profesionales que laboran en el país.
Saludos,
José L. Segovia Juárez, Ph.D.
http://elcomercio.pe/actualidad/1435283/noticia-editorial-argollas-colegiadas
sábado 30 de junio del 2012 08:00 actualidad
(Editorial) Argollas colegiadas
Los proyectos para crear colegios profesionales de politólogos, periodistas e historiadores solo beneficiarán a quienes los promueven
Siempre sorprende lo frondoso que es el árbol de las malas ideas. Aunque también es verdad que muchísimas veces lo ayuda el abono del aprovechamiento, de la viveza y de la búsqueda de privilegios.
Este último, ciertamente, es el caso de los sendos proyectos de ley que figuran en el Congreso para la creación de colegios profesionales de periodistas, de politólogos y de historiadores.
No se trata, como se podría pensar, de hacer asociaciones libres en las que profesionales del mismo ramo se reúnan a enriquecer sus conocimientos, cotejar sus experiencias y someterse a sistemas específicos de control de ética y calidad, con el fin de ofrecer en el mercado algo adicional a sus títulos y fama. Esa sería otra historia, para la que no se necesitaría una ley. Pero de eso no tratan nuestros colegios profesionales. De lo que se trata es de hacer lo que hacían las caravanas del Viejo Oeste cuando acampaban: estacionar sus diligencias en círculos cerrados que los ataques indios no pudiesen penetrar. Solo que en el caso de estos colegios el enemigo no son los apaches sino la competencia. Por eso todos los proyectos de ley que los crean prohíben a quienes no estén afiliados a ellos ejercer la profesión respectiva; es decir, ser contratados para hacer análisis político, para enseñar, investigar o escribir historia, o para ejercer de periodista.
Estamos ante una institución que beneficia únicamente a quienes la promueven. Ciertamente, no es en beneficio del consumidor que se le impide contratar a quien desee, pertenezca a un gremio o no. Tampoco en el de la sociedad. De hecho, muchos de los más destacados exponentes que han tenido las tres profesiones de las que hablamos han sido, además de no agremiados, no titulados en aquello a lo que se dedicaron. Ni Kapuscinski ni Federico More se graduaron de periodistas, ni Toynbee ni Basadre de historiadores. Y sobre ciencia política, baste con decir que hasta hace muy pocos años todos los que se dedicaban a ella en el Perú lo hacían sin título profesional (la primera facultad de ciencias política abrió recién en 1988).
Lo que importa en la vida profesional, desde luego, es la calidad del trabajo que uno produce, y a este no lo garantizan los carnets (ni tampoco, por cierto, los mismos títulos académicos, pese a los insumos de indudable valor que pueden aportar). Del trabajo de uno únicamente habla con autoridad el trabajo de uno. Y esto es algo que todos los intentos de asociaciones únicas de profesionales para eliminar competencia externas, autocertificarse y generar alrededor de sí mismos una sensación de importancia intrínseca nunca podrán cambiar. Lo que sí pueden cambiar, sin embargo, son las oportunidades que existen para trabajar en lo que uno escoja y para contratar a quien uno prefiera, y por eso –porque limitan la libertad de todos para crear ventajas legales para algunos– es que deben ser combatidos.
En lo que toca, por lo demás, a las otras supuestas funciones de este tipo de colegios profesionales, el asunto tampoco es mejor. Las argollas, por muy grandes que sean, nunca son buenas como guardianas de la ética. Por otra parte, intentar ser algo así como la voz oficial de los politólogos, los historiadores o los periodistas sobre los temas de interés público, es más que pretencioso; es ridículo. Y es que al menos mientras haya buenos politólogos, historiadores y periodistas, no habrá en ellos una sino infinidad de posturas y matices sobre estos temas.
Para lo único, en otras palabras, que sirven los colegios profesionales obligatorios y monopólicos es, además del gusto de lucir medallitas y usar sellos, para asegurar una fuente de rentas y de poder a quienes los fundan y a quienes luego suceden a estos. Y no es esta una buena razón para obligar a todos los demás graduados de una determinada profesión a pagar para ejercerla, ni para negarles a quienes no lo son su derecho a la autodidaxia y el talento (y al público en general, su libertad de contratar a quien le venga en gana).
Nos oponemos, en fin, a estos gremios mandatorios y excluyentes por la misma razón por la que nos oponemos a todas las barreras artificiales que tantas veces crean las leyes: porque usan el poder general para dar privilegios a algunos a costa de todos los demás.
El tema de las colegiaturas está llevando al país al reino de la mediocridad, a la falta de competitividad de los profesionales.
Para dar un ejemplo en un tema cercano a nosotros se tienen los siguientes problemas:
- Los grados de maestro, Ph.D. o Doctor, obtenidos en universidades extranjeras no cuentan para la "colegiatura", por lo tanto pueden ser excluidos de procesos concursales.
- Resulta que una licenciatura, y el pago de afiliciación a un "colegio profesional" se valoran mas que el conocimiento y la experiencia internacional que un Maestro o Ph.D.
- Se solicita alguna colegiatura, aún para puestos que por su función no lo necesitan. Por ejemplo, hay puestos que piden CUALQUIER colegiatura, es decir, no importa que sea biólogo, médico, o ing. civil, pero que esté colegiado. ¿Entonces para que piden una "colegiatura"?
Esta es una de las últimas barreras para mejorar la calidad de los profesionales que laboran en el país.
Saludos,
José L. Segovia Juárez, Ph.D.
http://elcomercio.pe/actualidad/1435283/noticia-editorial-argollas-colegiadas
sábado 30 de junio del 2012 08:00 actualidad
(Editorial) Argollas colegiadas
Los proyectos para crear colegios profesionales de politólogos, periodistas e historiadores solo beneficiarán a quienes los promueven
Siempre sorprende lo frondoso que es el árbol de las malas ideas. Aunque también es verdad que muchísimas veces lo ayuda el abono del aprovechamiento, de la viveza y de la búsqueda de privilegios.
Este último, ciertamente, es el caso de los sendos proyectos de ley que figuran en el Congreso para la creación de colegios profesionales de periodistas, de politólogos y de historiadores.
No se trata, como se podría pensar, de hacer asociaciones libres en las que profesionales del mismo ramo se reúnan a enriquecer sus conocimientos, cotejar sus experiencias y someterse a sistemas específicos de control de ética y calidad, con el fin de ofrecer en el mercado algo adicional a sus títulos y fama. Esa sería otra historia, para la que no se necesitaría una ley. Pero de eso no tratan nuestros colegios profesionales. De lo que se trata es de hacer lo que hacían las caravanas del Viejo Oeste cuando acampaban: estacionar sus diligencias en círculos cerrados que los ataques indios no pudiesen penetrar. Solo que en el caso de estos colegios el enemigo no son los apaches sino la competencia. Por eso todos los proyectos de ley que los crean prohíben a quienes no estén afiliados a ellos ejercer la profesión respectiva; es decir, ser contratados para hacer análisis político, para enseñar, investigar o escribir historia, o para ejercer de periodista.
Estamos ante una institución que beneficia únicamente a quienes la promueven. Ciertamente, no es en beneficio del consumidor que se le impide contratar a quien desee, pertenezca a un gremio o no. Tampoco en el de la sociedad. De hecho, muchos de los más destacados exponentes que han tenido las tres profesiones de las que hablamos han sido, además de no agremiados, no titulados en aquello a lo que se dedicaron. Ni Kapuscinski ni Federico More se graduaron de periodistas, ni Toynbee ni Basadre de historiadores. Y sobre ciencia política, baste con decir que hasta hace muy pocos años todos los que se dedicaban a ella en el Perú lo hacían sin título profesional (la primera facultad de ciencias política abrió recién en 1988).
Lo que importa en la vida profesional, desde luego, es la calidad del trabajo que uno produce, y a este no lo garantizan los carnets (ni tampoco, por cierto, los mismos títulos académicos, pese a los insumos de indudable valor que pueden aportar). Del trabajo de uno únicamente habla con autoridad el trabajo de uno. Y esto es algo que todos los intentos de asociaciones únicas de profesionales para eliminar competencia externas, autocertificarse y generar alrededor de sí mismos una sensación de importancia intrínseca nunca podrán cambiar. Lo que sí pueden cambiar, sin embargo, son las oportunidades que existen para trabajar en lo que uno escoja y para contratar a quien uno prefiera, y por eso –porque limitan la libertad de todos para crear ventajas legales para algunos– es que deben ser combatidos.
En lo que toca, por lo demás, a las otras supuestas funciones de este tipo de colegios profesionales, el asunto tampoco es mejor. Las argollas, por muy grandes que sean, nunca son buenas como guardianas de la ética. Por otra parte, intentar ser algo así como la voz oficial de los politólogos, los historiadores o los periodistas sobre los temas de interés público, es más que pretencioso; es ridículo. Y es que al menos mientras haya buenos politólogos, historiadores y periodistas, no habrá en ellos una sino infinidad de posturas y matices sobre estos temas.
Para lo único, en otras palabras, que sirven los colegios profesionales obligatorios y monopólicos es, además del gusto de lucir medallitas y usar sellos, para asegurar una fuente de rentas y de poder a quienes los fundan y a quienes luego suceden a estos. Y no es esta una buena razón para obligar a todos los demás graduados de una determinada profesión a pagar para ejercerla, ni para negarles a quienes no lo son su derecho a la autodidaxia y el talento (y al público en general, su libertad de contratar a quien le venga en gana).
Nos oponemos, en fin, a estos gremios mandatorios y excluyentes por la misma razón por la que nos oponemos a todas las barreras artificiales que tantas veces crean las leyes: porque usan el poder general para dar privilegios a algunos a costa de todos los demás.
Pregunta sobre el programa "Una laptop por niño"
Estimados amigos,
Como pregunta Maria Cecilia Villegas, ¿Cual es la evidencia que tenía el gobierno anterior que invirtiendo US$ 180 millones en estas laptops mejorarían la comprensión de lectura, la escritura, y las matemáticas de los estudiantes de primaria?
José
---------------------
Tomado de:
Lima - El gobierno
aprista decidió implementar el programa "Una laptop por niño" sin tener
evidencia sólida que estableciera su efectividad para la mejora en la
educación. El Perú ha sido el país que más computadoras OLPC -por sus
siglas en inglés- ha comprado en el mundo: 902 mil, invirtiendo $180
millones.
De acuerdo con la evaluación de impacto del programa hecha por el BID, no hay evidencia de que las computadoras hayan aumentado el aprendizaje en matemáticas o en lenguaje. Tampoco mejoraron la asistencia a clases, la motivación de los alumnos por aprender ni aumentaron el hábito de lectura.
Las computadoras fueron repartidas en colegios rurales, de zonas alejadas y en extrema pobreza. El objetivo del programa era mejorar la calidad de la educación primaria. Los requisitos originales eran que los colegios tuviesen electricidad e internet, requisitos mínimos para que las computadoras funcionen. Sin embargo, el requisito de internet desapareció y, en algunos casos, las computadoras fueron repartidas en colegios sin electricidad.
El programa Ceibal en Uruguay tiene una base de datos que identifica a cada computadora con su dueño. La del Perú solo incluye qué set de computadoras fue enviada a qué colegio.
Solo 71% de los profesores dentro del programa recibieron capacitación. Mientras que solo 2 de cada 3 recibieron los manuales para su uso. El programa suponía que los colegios recibirían soporte pedagógico, pero 2 de cada 3 colegios no lo recibió. Si una computadora se malogra, es el profesor el encargado de arreglarla, pero en la mayoría de los casos los profesores no saben cómo.
Los niños debían llevarse las computadoras a sus casas, pero solo el 40% lo hizo. Al 43% el colegio se lo prohibió. Los programas más usados fueron Word, calculadora, juegos y video. Las computadoras no tienen software de matemáticas ni lenguaje.
Un gobierno es responsable político por los programas que implementa y tiene la obligación de rendir cuentas. Las políticas públicas deben estar basadas en evidencia. ¿Qué evidencia tenía el gobierno para invertir $180 millones en OLPC? Ninguna.
El éxito atribuido al segundo gobierno del presidente García no se debe a su capacidad para gobernar ni a los resultados de sus políticas, sino a que mantuvo en piloto automático el modelo económico, calmando los miedos de la Confiep. García no se atrevió a desarrollar la agenda del fortalecimiento de capital humano. Dejó que las oportunidades siguieran siendo de unos pocos. En esto fue igual que Toledo. La implementación de este programa, la priorización de los colegios emblemáticos en lugar de una mejora en la calidad de la educación y el parcial desarrollo de la reforma para la evaluación de los profesores, son prueba de que García no fue un buen gobernante.
Tenemos que dejar de conformarnos con el candidato "menos malo" y aplaudir a aquel que mantenga el statu quo. Tenemos que elegir presidentes preparados para gobernar, con equipos técnicos, y exigirles rendir cuentas. El APRA tiene que ser más que García; se lo debe a Haya.
De acuerdo con la evaluación de impacto del programa hecha por el BID, no hay evidencia de que las computadoras hayan aumentado el aprendizaje en matemáticas o en lenguaje. Tampoco mejoraron la asistencia a clases, la motivación de los alumnos por aprender ni aumentaron el hábito de lectura.
Las computadoras fueron repartidas en colegios rurales, de zonas alejadas y en extrema pobreza. El objetivo del programa era mejorar la calidad de la educación primaria. Los requisitos originales eran que los colegios tuviesen electricidad e internet, requisitos mínimos para que las computadoras funcionen. Sin embargo, el requisito de internet desapareció y, en algunos casos, las computadoras fueron repartidas en colegios sin electricidad.
El programa Ceibal en Uruguay tiene una base de datos que identifica a cada computadora con su dueño. La del Perú solo incluye qué set de computadoras fue enviada a qué colegio.
Solo 71% de los profesores dentro del programa recibieron capacitación. Mientras que solo 2 de cada 3 recibieron los manuales para su uso. El programa suponía que los colegios recibirían soporte pedagógico, pero 2 de cada 3 colegios no lo recibió. Si una computadora se malogra, es el profesor el encargado de arreglarla, pero en la mayoría de los casos los profesores no saben cómo.
Los niños debían llevarse las computadoras a sus casas, pero solo el 40% lo hizo. Al 43% el colegio se lo prohibió. Los programas más usados fueron Word, calculadora, juegos y video. Las computadoras no tienen software de matemáticas ni lenguaje.
Un gobierno es responsable político por los programas que implementa y tiene la obligación de rendir cuentas. Las políticas públicas deben estar basadas en evidencia. ¿Qué evidencia tenía el gobierno para invertir $180 millones en OLPC? Ninguna.
El éxito atribuido al segundo gobierno del presidente García no se debe a su capacidad para gobernar ni a los resultados de sus políticas, sino a que mantuvo en piloto automático el modelo económico, calmando los miedos de la Confiep. García no se atrevió a desarrollar la agenda del fortalecimiento de capital humano. Dejó que las oportunidades siguieran siendo de unos pocos. En esto fue igual que Toledo. La implementación de este programa, la priorización de los colegios emblemáticos en lugar de una mejora en la calidad de la educación y el parcial desarrollo de la reforma para la evaluación de los profesores, son prueba de que García no fue un buen gobernante.
Tenemos que dejar de conformarnos con el candidato "menos malo" y aplaudir a aquel que mantenga el statu quo. Tenemos que elegir presidentes preparados para gobernar, con equipos técnicos, y exigirles rendir cuentas. El APRA tiene que ser más que García; se lo debe a Haya.